"La Historia de Mayta" de Mario Vargas Llosa
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La fascinante historia de un gran maestro, Mario Vargas Llosa.
Sin proponérmelo, Mario Vargas Llosa impactó mi vida desde que lo vi en sus entrevistas en aquel programa de televisión de los ochentas, “La torre de babel”. Programa en el que sorprendía y daba cátedra de locuacidad, cultura y de un verbo verdaderamente prolífico y dotado.
Lo fascinante de la novela “La historia de Mayta” es en principio, el propio personaje Mayta. Un fracasado, un derrotado, un ser totalmente marginal, que hizo de su vida una apuesta por la revolución Trotskista comunista y que su mayor acción revolucionaria, algo casi ridículo, se gestaba en repartir periodicuchos llamados “la Voz Obrera”. Pero más allá de los libros, las discusiones ciertamente interesantes, y bien cultivadas, Mayta sólo era un remedo de revolucionario, un teórico sin mayor gloria ni repercusión.
Hasta que conoce a Vallejos un joven oficial de la policía, con aspiraciones pero sin mayor conocimiento del socialismo, y que sin embargo, llama poderosamente la atención de Mayta, quien contaba con un buen repertorio de conocimiento trotskista. Pero es justamente la pasión de este joven sin mayor base, la que enciende en Mayta , la chispa, el ingrediente vital que hacía falta, para hacer de aquella gran revolución esperada, soñada, y ya bastante dilatada, algo concreto y real.
Pasar al fin de la teoría, de las discusiones en cafetines de mala muerte, a lo que soñaba con devoción. La gran gesta revolucionaria.
Lo increíble, delirante y tragicómico como se señala en la portada del libro es que la revolución cuando al fin es puesta en práctica resulta tan absurda, tan tirada de los pelos, como patética.
Lo fascinante de la historia de este personaje Mayta es también, su largo peregrinar, una especie de iniciación cuasi mítica, por hacer, por gestar la gran revolución socialista. Sus sueños, conversaciones, su profundo deseo socialista, y tal vez un deseo oculto, como podría ser la gran aventura de jugar al espía y vivir en la clandestinidad, conspirando, haciendo estrategias, y planificando el gran golpe revolucionario trotskista comunista.
Hasta que deciden hacer la gran revolución, pero con 6 u 8 “gatos”, supuestamente los combatientes, estudiantes sin mayor experiencia, los cuales son abatidos casi de inmediato, fácilmente luego traicionan a Mayta. Todo resulta un verdadero desastre y el gran sueño de la revolución, un remedo, una ilusión, una comedia barata, risible, ridícula y patética. Tal vez todo esto molestó mucho a los críticos socialistas aburguesados, que dispararon con furia hacia esta novela, que sin duda literariamente, les guste o no, es magistral.
Finalmente Mario como suele hacerlo, nos deslumbra con la entrevista que hace el narrador (alter ego de Mario), al propio Mayta en una noche que este concede al novelista de la historia y al propio Mario en la vida real, que como bien sabemos narrador y autor, nunca es el mismo.
Una entrevista que resulta fascinante como proceso de creación en una novela, como parte de la investigación, y que es en realidad el último capítulo.
Un capítulo que si hemos disfrutado con la historia, con éste último, ya nos extasiamos y nuestra sorpresa llega al límite, tanto como la del propio narrador, al descubrir a este ser otrora mítico, un ser acabado, casi sin recuerdos de aquella hilarante y woody alenesca, revolución. El propio narrador conocía más de los hechos de aquel remedo de revolución, que el propio Mayta .
Sin duda aquella noche, la conversación con Mayta es una inspiración para todo novelista y escritor que siente en este proceso algo más que un oficio, se trata sin duda de una experiencia vital en quien asume el oficio del narrador, del escritor. Alguien que llega a escribir con las vísceras, la piel, la carne y en donde los personajes cobran vida real, o casi…
Es necesario mencionar que detrás de este gran absurdo revolucionario, detrás de aquel ser fracasado, oscuro y hasta “maricón”, como se decía y aún se dice, como el peor de los insultos a un “macho latinoamericano”, se narra el cómo, de las relaciones políticas, de poder y las injusticias sociales que son el tema recurrente de Mario, que es lo que le ha significado el Nobel, y suele documentar tan prolijamente, en sus procesos de creación literaria, y que finalmente trae a la memoria en una suerte casi de conjuro y sin nombrarla, aquel himno a la novela, prosa hechizante como lo es su ensayo, “La verdad de las mentiras” .
Título que resuena como una permanente meditación y reflexión, un mensaje oculto, que puede alcanzarse cuando el lector en pacto secreto, se interna en ese bosque de aventuras, y laberintos de experiencias psicológicas y emocionales, de misterio y de fascinación que construye como ilusionista y arquitecto, este gran maestro de las letras y del verbo.