Maestro del entramado de las letras
Leía a Eduardo Gonzales Viaña, entre las pequeñas pausas o descansos que uno se permite, (mis excusas, no me gusta el uso generalmente huachafo del spanglish, como break y otros).
Su prosa férrea y tan demoledoramente elegante me alertaban de un gran autor, hasta que decidido, adquirí de inmediato y en una, dos de sus libros:
Su libro de cuentos “Los peces y la vida” y su novela “Don Tuno, el Señor de los cuerpos astrales”. Y está pendiente su novela “Sarita Colonia viene volando”.
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Luego de terminar una obra que estaba leyendo, por cierto ya algo cansado y saturado, empecé a necesitar algo más complejo, y contundente, una de esas obras inmortales, memorables que impactan en cualquier ámbito por su fuerza de identificación, y porqué no?, con esa dosis de aventura que te abren las puertas hacia mundos inimaginables y fascinantes, entonces pensé en Dumas.
Estaba por empezar El Conde de Montecristo aún pendiente, cuando en esos pequeños espacios de lectura con los artículos de Eduardo Gonzales Viaña, específicamente “El correo del milenio”, me develaban una prosa trabajada, sobria, y de una elegancia tan arrolladora, que no pude si no, dejar seducirme y entrar de lleno en el cuento y el misterio de un entramado y arquitecturas tan cautivantes como su Pacasmayo añorado que frente a lo colosalmente imberbe, grotesco e insolente, surge sencilla el ave que se posa suave, sobre las barandas de madera carcomidas por el viento y la humedad del faustuoso mar.
Entre sus cuentos nos presenta “Plaza de Mayo” que ya lo he leído tres veces, recomiendo acompañarse para el viaje, de una ruda taza de café ó tal vez un buen vino para descubrir y degustar algo propio de un Maestro…
Volveré sin duda con más, con este maestro del entramado de las letras, Eduardo Gonzales Viaña ,