La Gesta Narrativa
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El gesto de leer y escribir por vocación revela un espíritu siempre inquieto, inconforme, idealista, en permanente éxodo, peregrinación y aventura. Un viaje solitario en el cual el gran ejercicio es la observación, la contemplación de nuestro entorno.
Quien elige este camino, elige el camino del amor a la soledad y la observación.
La experiencia recogida, es luego lo que el escritor fascinado con su viaje desea compartir como el niño que acaba de realizar la aventura de su vida.
El escritor es por ello el espadachín que viaja en medio de innumerables peligros en busca de su amada doncella, el mago que escapa del terror de grupos siniestros, el fugitivo de una conspiración brutal, el testigo del crimen perfecto, es quien descubre la secta secreta que espía al interior del vaticano, es el agente que se debate entre la vida y la muerte en inteligencia de estado, es de quien depende la salvación de un grupo de niños a punto de ser asesinados y en donde su propia vida corre peligro.
Con todo ello, como no ser seducido por este camino que va más allá de estudios, carreras universidades, maestrías, doctorados, entre otros.
El escritor elige este camino, o el camino lo elige. No para un trabajo de ocho horas. El trabajo del escritor es permanente. Donde quiera que esté y en las condiciones que sean. El escritor no deja de escribir, no deja de relatar, de narrar, de contarnos algo. Aprovecha con destreza sus miedos, iras, penas, lamentos, sollozos, nostalgias, angustias, ansiedades, entre otras para sus fines narrativos. Y es en el uso y combinación de las letras en donde reside su magia, su alquimia.
Por ello el camino del escritor podría ser un camino de dicha, aunque también de perdición. Esto tampoco es lo que finalmente importa. Lo único que cobrará sentido es la esencia del camino. Esto es, el acto de puro y simple de escribir. O aún más, el acto de sentarse frente a la hoja vacía. Aunque no se escriba nada, la consciencia ya está tomando notas y registrando los acordes o desacordes propios de un particular ritmo, estilo, tiempo, espacio, forma.
El escritor es aquel ser que siempre está observando. Aquel que te observa cuando no lo notas, es alguien que observa esos detalles que pasan desapercibidos, aquellos gestos que definen y cambian situaciones.
El escritor es tal vez aquel mendigo, aquel que parece que duerme con la visera de la gorra cubriéndole el rostro. Escritor es quien pareciera que solo pasa. Sin embargo, ya hizo el registro que posteriormente en su cueva combinará, editará con las palabras que darán un punto de vista muy particular de aquello que observó. Y este es el gran juego. El escritor por eso nunca cesa de leer. Pues es, de esta fuente que explora y extrae innumerables nuevas formas de hacer la gran espada que atravesará innumerables almas a través de la narrativa.
Sobre el estudio de las novelas, la literatura comparada, el análisis crítico de obras literarias, ensayos sobre obras. En suma, sobre tomarse gran tiempo para leer y escribir historias alguien me preguntó en tono desafiante: No es todo esto una gran exageración tratándose al fin y al cabo sólo de historias, de novelas, algo que sólo es ficción y sirve sólo para entretenerse o escapar?
Aparentemente le respondí, desde luego está el placer, el entretenimiento y también el escape. Sin embargo, la trascendencia de la literatura en la formación de consciencias es de tal magnitud, que este sólo argumento se basta por sí mismo.
Pero no menos trascendente lo es como valor artístico y expresión de libertad, como valor psicológico propio de un autor que nos brinda no sólo una historia, si no una particular forma de ver, de interpretar, de observar, de ser en el mundo.
Y la riqueza de este juego reside en que esta particular forma de narrar, tiene el poder de cambiarnos la forma de ver el mundo, la forma de estar en el mundo, la forma de decidir y elegir en el mundo lo que es vital. Tal como lo es la búsqueda de nuestro propio sentido de la vida.
Este amigo que pensaba y reflexionaba para qué tanto alboroto con las novelas si sólo son ficción? Ingenuo y corto de visión. En el fondo aún no repara, no es consciente, que este aparente inofensivo juego de las palabras, de sus elecciones, involucra su propia narrativa, y es en donde está definiendo finalmente su propio camino de vida… o de muerte.