Para qué leo y qué me aportan las novelas?
La literatura, las historias, las novelas, los cuentos, la poesía, es ingresar a un mundo maravilloso, fascinante, mágico. Un mundo de aprendizajes, de aventuras, un espacio lúdico, de enigmas, de misterio. Un mundo de paradojas y acertijos.
Es ingresar al país del nunca jamás.
Leer es viajar, en tiempos irreales, y no tan reales. Tiempos creados y ficticios.
Leer novelas es viajar a través de los pensamientos de las personas, y de sus mundos imaginarios, paralelos y prohibidos.
A través de las novelas puedo ingresar al mundo secreto de las personas, y descubrir aquellas profundidades del alma, que en ocasiones jamás afloran.
Cuántos caminos, recorridos, rutas, son capaces de develarnos las inquietas mentes de los hombres y mujeres que caminan en las llanuras de los destinos y abismos de lo oculto?
El mundo de las palabras
El placer de leer, la combinación de palabras que forman la prosa y crean una estética, una historia, un sonido, una musicalidad, una cadencia.
Y todo ello para conocer personajes e historias que perduran en el tiempo y que hasta nos persiguen como fantasmas en la noche de los sueños.
Cuál es la magia de las novelas, de las historias?
Porqué, cómo y para qué cientos, miles, millones de seres humanos por horas, nos quedamos quietos, enfrascados tan sólo para observar hojas con garabatos y enigmas que llamamos letras?
Acaso se trata de algún poder del Dios del absurdo?
Algún tipo de magia ó de hechizo paralizante?
Cada uno encontrará su destino. Cada uno iniciará el gran viaje que le toque realizar y que nadie puede hacerlo por otro.
Es entonces cuando el mundo de las letras, el mundo de las historias nos abren caminos, y nuevas puertas por descubrir.
En ocasiones el peregrinaje podría ser peligroso, pues sentarse por largas horas a viajar, tal vez nos motiven a realizar, y emprender largos viajes sin retorno. Sin embargo qué actividad no tiene sus riesgos y esta, no está exenta de ello. Por el contrario podría resultar mucho más peligroso que viajar por los hábitats de las fieras más salvajes en el África, ó en algunas de las ciudades más violentas de Asia, Europa, América, en donde seguro las fieras no son menos salvajes.
Sin embargo, frente a aquellas historias, aquellos personajes que nos conmueven, que nos hacen delirar, llorar, odiar, amar, cómo no quedarse absorto?
Frente a tamaño caudal de emociones y que nos deleitan, paralizan, nos hacen vibrar y nos conducen al dormitorio solitario para mirar nuestro propio rostro, nuestra alma, tal vez con horror, con espanto, pero siempre con ese sentido de fascinación que es irremediable.
El costo entonces del preciado viaje literario, la promesa más anhelada de aquella travesía, sea con ó sin retorno, será siempre un costo variable, pero tiene un beneficio único, intransferible, que para mi es el más preciado, y el que da sustento a toda inversión económica y de tiempo. Un costo que estará por siempre gratamente compensado. Se trata del incalculable beneficio de adquirir algo que jamás ó muy difícilmente encontraremos en algún centro comercial, tienda, ó centro de abastecimiento. Se trata del producto inigualable de la fascinación.
Quedarse en efecto, con esa sensación de fascinación, por el resto de nuestras vidas, es algo por lo cual, bien vale la pena invertir. Se trata nada menos que de una sensación inapreciable, una sensación que se guarda en el umbral de nuestras emociones más secretas y que quedarán registradas en el más valioso de los tesoros, nuestro baúl personal de los recuerdos.
El efecto y más propiamente el sentido de la fascinación, es la promesa más certera de aquel extraordinario viaje que emprendemos con pasión.
El efecto y sentido de la fascinación quedarán por siempre, largamente compensados.
Podremos vivir experiencias dichosas, como experiencias terribles, pero la experiencia inimaginable del viaje literario será irremplazable y nos dejará por siempre, el obsequio inusual de la fascinación, del cual y he aquí el emprendimiento que puede significar la vida ó la muerte, cada quien se encargará de develar su propio y muy personal sentido.
Finalmente develar todo sentido, literario ó de vida, es la gran responsabilidad de la cual nadie puede eludir, y quien no lo encuentre, probablemente tome la salida más siniestra del suicidio.
Es el precio natural de nuestra libertad. Elegir, como decía el gran Jean Paul Sartre es ineludible a la condición humana. No podemos dejar de elegir nuestro destino. No elegir ya es una elección.
El sentido de la fascinación y la gran aventura literaria, están en nuestras manos.